lunes, 12 de diciembre de 2011

Murciélagos dorados y palomas rosas


¿Quién no ha oído hablar de la trilogía de Corfú, de Gerald Durrell? Y más aún ¿Alguien conoce a alguien que los haya leído (al menos el primero) y no haya dicho que es buenísimo? Yo, no.
Pues bien, sobre esta premisa, decidí leer algo más de Durrell para ver si siempre era igual de divertido, así que encontré este Murciélagos dorados (y el resto de su obra) por dos eurillos la pieza en una librería de viejo, y no lo dudé ni un instante.
Al sumergirnos en la lectura de esta expedición nos adentramos de lleno en un conjunto de aventuras a cual más hermosa y divertida.

Murciélagos dorados y palomas rosas trata de el viaje organizado por el naturalista y su Jersey Wildlife Preservation Trust a Mauricio para intentar conseguir algunos de los ejemplares en peligro de extinción de la isla con la intención de criarlos en cautividad y con la finalidad de repoblar posteriormente Mauricio.

Se observa en sus palabras que Durrell no sólo tiene oficio de escritor, pues desarrolla una prosa elegante y de fácil lectura y comprensión, sino que, además, se percibe claramente en la belleza de las descripciones de ecosistemas o especies que retrata, el amor que destilan sus poros hacia la naturaleza. Un amor que aporta una clara sensualidad a su escritura y que te impregna por completo al visualizar las selvas de Mauricio o los bellísimos paisajes plagados de contrastes del arrecife.

Al ser el pájaro Dodo el emblema del Fondo de Jersey, parece lógico realizar este viaje a las islas Mauricio, donde se nos ofrecerá alguna bella leyenda respecto a la simbiosis entre el extinto pájaro y el casi extinto "árbol dodo".

El trabajo técnico literario del autor es realmente bueno y consigue que lo que pudiera ser una simple crónica de un viaje se convierta en una sucesión de aventuras en las que todo se complica y pone en aprietos a los integrantes del equipo. Aprietos, eso si, que te hacen desternillarte y te incitan a seguir leyendo sin prisa pero sin pausa, deleitándote de las imágenes mientras te sonríes. Así asistiremos a situaciones de verdadera chanza, como en el momento en que compran una fruta exótica de nombre Nanjea para atraer a los murciélagos dorados de la isla de Rodrigues, y el olor de la misma dicen impregnarlo todo, absolutamente todo en kilómetros a la redonda; como las dos ocasiones seguidas en que tendrán que comerse los kilos de fruta que transportan porque no entran en el avión; o las escenas en que una horda de caracoles gigantes y de ratas se comen sus provisiones, por ejemplo.
Toda la obra está salpicada de humor de principio a fin lo que facilita su lectura y nos ayuda a sentir una clara empatía hacia los casi extintos naturalistas y hacia los animales que pretenden salvar.

Permitidme la pedantería de recomendar este libro y todos los de Gerald Durrell a todo el mundo, no sólo por lo divertido que es, sino también porque la labor que realiza el autor es digna de encomio. Una labor que se financia con las donaciones que hacen los socios a su fundación y con los derechos de autor que obtiene de estos magníficos libros.

Murciélagos dorados y palomas rosas es una obra que no cansa. Divertida y de fácil y rápida lectura que me cuesta creer que no guste a todo el mundo. A mí particularmente me ha encantado y no tardaré en viajar de nuevo con el señor Durrell.

1 comentario:

  1. Lo leí hace unos anos y volveré a leerlo para recordar este viaje. Gracias por tenerlo en tu blog. Saludos

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