miércoles, 22 de mayo de 2013

El halcón de mayo

A pesar de que la mitología artúrica está trillada en exceso, hecho este que tira para atrás a la mayoría de las personas, independientemente de si son o no lectoras, hay lecturas de este género que me atraen en demasía, bien sea por su calidad literaria, como en el caso de Los hechos del rey Arturo y... de Steinbeck, o por su carácter innovador y diferencial, como en el caso de las Crónicas del señor de la guerra, de Cornwell o por que trata de la vida en particular de alguno de los caballeros que más me gustan, en este caso Sir Gawain, a quien esperaba encontrar junto al Caballero Verde pero, no tardé en descubrir que la historia que tenía entre manos seguiría otros derroteros.

Gwalchmai (Gawain) es el segundo hijo del Rey Lot y la reina Morwenna de las Orcadas. Es un joven que ama la música y las artes, y aunque se empeña en demostrar su valía guerrera, no es tan bueno como su hermano mayor, Kay, que continuamente lo menosprecia.
Por ello accederá a aprender las artes oscuras que su madre conoce tan bien. Poco a poco cogerá confianza en sí mismo, hasta que un día descubre que su madre es un ser malvado que ha pervertido a Medraut, su hermano pequeño y que quiere destruir, a toda costa, a Arturo, el soldado que pretende convertirse en rey de toda Britania.
Este será el acicate necesario para huir e intentar unirse al ejercito de Arturo.

El halcón de mayo es la primera novela de Gillian Bradshaw que leo, y me ha sorprendido muy gratamente.
En primer lugar debo deciros que aquellos que busquéis profundizar en el mito artúrico tradicional o que, como yo, buscasen una revisión de la historia conocida de Gawain, no lo van a encontrar aquí.

Bradshaw posee un estilo fresco y muy fluido que intenta hacernos recordar la lírica medieval, pero se concentra más en el apartado histórico que centra la acción en la llegada de los sajones y en el intento de un ciudadano romano, Arturius, para intentar unificar las tribus britanas, al tiempo que nos encontraremos con la historia de Gwalchmai antes de ser considerado caballero de renombre a las órdenes de Arturo. Por tanto, no encontraréis Excalibur, ni mesa redonda, ni Merlín, ni caballero verde, ni nada parecido.

Bradshaw se vale de los antiguos textos escritos para establecer la historia al final del imperio romano y presentarnos, por tanto, a un pueblo civilizado a dicha manera, que se ve fragmentado y ha de volver a unirse para luchar contra el enemigo sajón. Pero la eterna rivalidad de clanes hace que esto se antoje difícil, y tan sólo una figura fuerte, carismática, civilizada, cristiana y con sentido patrio, como es Arturo, lo pueda conseguir.
Nos encontramos por tanto con muchos de los personajes que pueblan el mito artúrico pero cambiados de lugar. Así nos encontraremos a Gwalchmai como hermano de Medraut (Mordred) y Kay, e hijo de Lot y Morwenna (Morgana), hermanastra de Arturo (en este caso fiel a la tradición y con parte de la culpa que Arturo arrostrará en el mito).

Bradshaw nos muestra una historia de personajes muy carismáticos, donde el protagonista intenta hacer frente a sus miedos y convertirse en un gran guerrero, para dicha de su padre, y en un fiero enemigo, para desgracia de su madre y hermano menor. Un personaje tocado por la gracia de los dioses paganos, y que será el único que, de verdad, plante cara a Arturo en un alarde de valentía, orgullo y egoísmo a la vez.
Arturo se mostrará como un personaje orgulloso y desconfiado en extremo que arrastra la pesada carga de saberse incestuoso, pero fiel y leal a sus hombres y a sus principios; Morwenna, la gran señora de la oscuridad cuyo único objetivo es la destrucción de su hermanastro; Kay, el hermano mayor y mejor en todo que pretende ayudar y siempre acaba burlándose, etc.
En este punto me ha costado entender un poco las personalidades de Gwalchmai y Arturo en su confrontación personal pero, imagino que, se deberá a mi carácter más "pragmático" frente al "orgulloso y honorable" de ellos.
Pero aunque la autora haya querido mostrarnos el lado más histórico en que se sustenta el mito, no deja abandonada la fantasía y, como en toda buena leyenda angla que se precie, nos sumergiremos por un tiempo en el otro lado, el Sidhe, donde los días se conviertes en años, y el mismísimo Lugh, La mano convertirá a Gwalchmai en un caballero y súbdito de la Luz que debe combatir la Oscuridad.
Y, por supuesto, no podría tratarse de una historia de aquellas tierras sin un bardo que se precie, un bardo como Taliesin, un bardo de leyenda que porta la carga de misterio de su procedencia y destino.

En definitiva, una obra más que entretenida que os animo a leer y disfrutar para acercaros un poquito más a aquel oscuro período en que los romanos abandonaron la isla y los britanos se vieron solos y fragmentados para combatir a los invasores sajones.

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